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¿Cómo resultó el riego? ¿Se desbordó el agua? ¿Se habrá inundado la casa? ¿Vinieron los vecinos a rescatarnos con botes salvavidas?

Abrimos la esclusa. Te invitamos a ver en video el segundo episodio de La Viña.

Viene el agua por la acequia. Viene de lejos, viene de lo alto de la cordillera.

En verano será uva, quizás vino, entrará en nuestro cuerpo

y será nuestra Vida.


No se puede amar a la Madre Tierra sin acariciarla. Así, nos pusimos a recuperar esta viña, abandonada a su suerte durante años, en los terrenos de nuestro eventual hogar en Fiambala.

La liberamos de las plantas que la ahogaban. Limpiamos el terreno. Vimos que el suelo no tenía el desnivel adecuado para regar a la manera del lugar.

Restauramos los bordos.

Palpamos la tierra, arena y mineral de las entrañas de la Pacha. La sobamos y acariciamos. La alimentamos con abono.

Poco a poco se fue transformando en nuestro jardín Zen. Un lugar de meditación. El esfuerzo físico ya rinde beneficio espiritual.

Un poco más de dedicación y las vides darán generosas sus frutos. La acompañaran en su crecimiento, legumbres, maíces, aromáticas, flores y hortalizas.

Ahora, después de mucho tiempo solo hace falta abrir las compuertas y regar.


¿Cómo resultó el riego? ¿Se desbordó el agua? ¿Se habrá inundado la casa? ¿Vinieron los vecinos a rescatarnos con botes salvavidas?

NO TE PIERDAS EL PRÓXIMO EPISODIO.


He ahí la cuestión


El mundo de lo visible esta compuesto por una serie de fenómenos físico-químicos.

La Luz, esencia de Dios para algunos, son una serie de ondas electromagnéticas que viajan a velocidades incomprensibles, distancias inconcebibles. Choca, atraviesa, se desvía, se refleja en todo lo que encuentra a su paso. Se descompone en millones de colores y entra por nuestros ojos.

Los ojos, prodigio que lleva cientos de millones de años de evolución, nos muestra el Universo tal cual ES. La Luz atraviesa el glóbulo ocular, excitando la retina que la convierte en ínfimos impulsos eléctricos que llegan al encéfalo y de ahí al cerebro, la conciencia. Lo que vemos se convierte en Realidad.

Pero… qué Realidad percibimos. Porque hay realidades dentro de realidades, dentro de realidades. Y así hasta el Infinito desde donde brotó la Luz. Llega un momento en que ni la óptica más perfecta ni el sensor más avanzado llegan a distinguir que más allá de lo Material.

Estas fotos han sido tomadas con una cámara digital con un viejo objetivo 50 mm. f1.4. Podemos analizarla por la gama de verdes, amarillos y rojos, solo una pequeña porción del espectro electromagnético. Notar el efecto onírico del bokeh, las distorsiones cromáticas. Podemos especular con el porqué de la composición de la imagen.

Sin embargo hay algo más allá que la cámara no muestra, que la Luz no ilumina, que nuestra vista no es capaz de interpretar. Siempre hay algo más allá de la Realidad.


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