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el Territorio Abaucan y quedemos compartir

conTigo

Territorio Abaucán, Tierras y Gentes y V



Entre los seres Humanos y la Naturaleza siempre hubo y hay una unicidad indiscutible, la humanidad es una parte más de Ella.

Naturaleza y nosotros somos UNO.

La habilidad de la Razón que nos caracteriza como genero Humano paulatinamente y con constancia nos ha ido alejando de esa unidad. La Madre Tierra, el Universo entero, nos terminamos creyendo están a nuestra disposición para estudiarlo, analizarlo, entenderlo, explotar sus recursos. Incluso nos hemos apropiado la capacidad de destruir toda señal de vida hasta la de la Humanidad misma.



El planeta Tierra seguirá millones de años viviendo en el Espacio-Tiempo.

Sin nadie que la llame Tierra. Aún sin nuestro aporte de Razón.

Muy lógica la interpretación pero lo cierto es que entre nosotros y la Naturaleza se ha construido un muro de Razón.


Nuestro trabajo Jachy Tata Javya (1) propone estrechar la brecha, acercarnos a la Naturaleza a través del Arte. Este viaje de investigación nos trajo a Carla Giampaolo (bióloga) y quien suscribe hasta Fiambalá, Catamarca, La Herradura del Abaucán donde el Arte de la vida se funde con el Paisaje. Paisaje y paisanaje aún estan unidos por lazos sutiles. Cuál es el secreto de esta Comunión? Qué Vida sugiere? Qué conocimientos profundos podemos rescatar?


Estos interrogantes son los que orientan este ensayo fotográfico, dilucidar a través de la Vida de los habitantes más antiguos, cuyos ancestrales lazos familiares

nos llevan hasta los primeros humanos que pisaron estas tierras,

para transitar un camino de regreso a la Comunión con la Naturaleza.


Expresarlo a través del idioma universal del Arte,

más cercano de lo que los intelectualismos quieren hacernos pensar,

para proponer a la humanidad una perspectiva diferente aún a riesgo de que el mensaje sea ignorado.


La investigación nos lleva más a la profundidad de la montaña. Allá donde mujeres y hombres encallecen por su contacto con la Pachamama.

La Comunión es aún estrecha.



La misión de esta investigación llevaría toda una vida, en siguiendo la línea de trabajo la línea de Eugene Smith,

siempre queda algo por fotografiar,

el trabajo no podría acabar nunca.

Convengamos que es un trabajo en desarrollo y que las conclusiones son un compromiso para generaciones futuras.




Proyecto realizado con la colaboración de



Lizo viene del del latin licium que quiere decir tejido.

Seguramente hubo maneras distintas de llamar los lizos o lisos.

Habrán existido distintos lisos para distintas culturas.

La historia de la Humanidad, siempre estuvo hecha de encuentros de culturas, fusiones que llamamos evoluciones. El licium llegó a este continente.

El Liso es uno de los elementos fundamentales en un Telar, un Arte que por estos lugares por tradición se practica… Cultura de la Practica que muy poco tiene que ver con tutoriales o tips tecnológicos…pero esto es para otro cuento.

Se le llama aquí liso a toda una estructura y un entramado de cientos y cientos de hilos que pasan por las hebras de lana, Urdimbre, la superficie “en blanco” sobre la que se ira tejiendo toda una intención, un mensaje en colores, rayas, dibujos.

Los lisos que están hechos de Madera de Suncho abiertos en lo que llaman Abreboca. Son palitos de los que cuelgan puntos hilados a mano con un complejo y armonioso movimiento de dedos, cada uno agarrando, aprisionando, un hilo de la urdimbre. Ver como enlazarlos es como escuchar una música tocada por un peine del viento como instrumento de una partitura que junta el aire a los pensamientos, a los zumbido de los insectos, al vuelo de los pájaros, a las palabras. Música del silencio, arpegio del aire.

El numero de los lisos va de un mínimo de cuatro hasta dieciséis. Cuanto más lisos más complejo el dibujo que se vaya a realizar. Siempre sus disposiciones son especulares.

Doña Martina y su marido, Don Quico, primero sueltan el tirante de un lado y luego del otro para dar la vuelta completa a todo el trabajo… parábola del espacio tiempo que se da vuelta sobre si mismo.

En esta ocasión Doña Martina tejió cuatro lisos, dos arriba arriba y dos abajo, vuelta y revés de la futura tela anudándolos alternativamente a las fibras de la urdimbre. Así se formará el juego cruzado que permitirá al ovillo deslizarse y pasar alternativamente de un lado a otro creando el Tejido.

Todo esto es solo una explicación más o menos didáctica. Otra cosa es estar y verlo hacer. Sentir el viento que pasa entre tu cabello y el cabello de Doña Martina creando un tejido invisible que nos conecta… es casi proceso biológico…

Porque Cultura es Práctica en Conexión con el Otro.

Ver todo ese movimiento ágil de los dedos, de las manos, de los hilos es asistir a una danza ancestral y del futuro. Una danza de cosmogonías, de cuerdas que unen mundos, ideas, palabras, tiempos y vidas. La Sabiduría de la Experiencia.

La Cultura del Movimiento. La danza de los dedos que implica las manos, las muñecas, los brazos y llega a todo el Cuerpo… es un proceso orgánico que teje nuestros pensamientos y nuestros movimientos conectándolos con lo más profundo de nuestro ser a través de una galaxia de hilos que nos une al universo…hablar de la teoría de las cuerdas ya seria demasiado!

Montar los lisos tejer con los dedos entre tantas hebras sin confundirse, sin perderse es toda una orquestación de los sentidos junto a la atención, la mirada, la observación.

Toda una práctica ancestral que siguiendo en el futuro nos llevaría directo al Centro de la misma Creación.



Aprendiendo las técnicas del Telar Criollo

“El lunes a la mañana voy a urdir el telar para tejer un poncho” nos invitó doña Martina

“vengan a ver”.

Y fuimos.

Urdir un telar criollo es tarea fácil si se conoce el saber hacer, esos sutiles detalles que no aparecen en los tutoriales. Hay que estar muy atentos para no cruzar los hilos y mantenerlos en la misma tensión durante algo más de kilómetro y medio que doña Martina caminará, ida y vuelta a lo largo de los cinco metros que mide el telar.

Es como un mantra en el que no se puede perder la concentración, ida y vuelta.

Ida y Vuelta

En los tiempos antiguos tejer tenía una connotación Mágica. Mientras se elaboraba una manta, un Puyo o un poncho se visualizaba la cara del futuro dueño, deseándole buena fortuna.

Ida y vuelta el ovillo se acaba y se ata otro, para este poncho de otro color. Más de mil quinientos metros de hilo de lana de oveja, anteriormente limpiado cardados e hilados a mano durante horas de torsión de fibras.

Siempre con cuidado de no cruzar los hilos.

Pellizcar el ovillo fuerte para que no se escape de las manos, roce de hebra entre los dedos, manteniendo la tensión, sin perder la atención.

Ida y Vuelta

El Sol aprieta, la urdimbre esta lista, es momento del mate.

“Tempranito a la mañana, con el fresco pondré los lisos. Los espero”

Ida y Vuelta.

Ida y Vuelta

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