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Novedades

Todas las SensacioneS que nos estimula

el Territorio Abaucan y quedemos compartir

conTigo


Vientre abierto esta vez en Copacabana, en La Pacha, Hermosa casa restaurada, parte de la Ruta del Adobe.

El Centro Cultural La Pacha es un lugar único hermoso cálido, soñado, construido, organizado por nuestra amiga Patricia Cortes. Es espacio de amor cariño y respeto a la Cultura, a las Tradiciones antiguas para que vuelvan a cobrar su propia dignidad.

El Vientre de la Pachamama convocó en un fraternal abrazo frente a un precioso Hoyo construido todo en piedra por manos atentas a gente de Tinogasta, Belén, Fiambala y Copacabana.

Bajo el Arbol, el Algarrobo de La Pacha comulgamos con la energía de la Naturaleza que nos une y nos acoge. Los Vidaleros de Piamwalla pusieron el espíritu de la Música, sones heredados, ancestrales. Doña Martina Marcial dirigió el Rito.

Alimentada la Madre Tierra nos reunimos a compartir almuerzo, cuentos historias y más música.

Gracias, querida Patricia quien con dedicación, respeto y con la paciencia misma de Nuestra Madre Naturaleza sigue construyendo en La Pacha de la Gente, un lugar de encuentro de las gentes con los Saberes antiguos.

“La Pacha” ha iniciado su marcha. Todos los visitantes serán bienvenidos.




Aprendiendo las técnicas del Telar Criollo

“El lunes a la mañana voy a urdir el telar para tejer un poncho” nos invitó doña Martina

“vengan a ver”.

Y fuimos.

Urdir un telar criollo es tarea fácil si se conoce el saber hacer, esos sutiles detalles que no aparecen en los tutoriales. Hay que estar muy atentos para no cruzar los hilos y mantenerlos en la misma tensión durante algo más de kilómetro y medio que doña Martina caminará, ida y vuelta a lo largo de los cinco metros que mide el telar.

Es como un mantra en el que no se puede perder la concentración, ida y vuelta.

Ida y Vuelta

En los tiempos antiguos tejer tenía una connotación Mágica. Mientras se elaboraba una manta, un Puyo o un poncho se visualizaba la cara del futuro dueño, deseándole buena fortuna.

Ida y vuelta el ovillo se acaba y se ata otro, para este poncho de otro color. Más de mil quinientos metros de hilo de lana de oveja, anteriormente limpiado cardados e hilados a mano durante horas de torsión de fibras.

Siempre con cuidado de no cruzar los hilos.

Pellizcar el ovillo fuerte para que no se escape de las manos, roce de hebra entre los dedos, manteniendo la tensión, sin perder la atención.

Ida y Vuelta

El Sol aprieta, la urdimbre esta lista, es momento del mate.

“Tempranito a la mañana, con el fresco pondré los lisos. Los espero”

Ida y Vuelta.

Ida y Vuelta

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