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Novedades

Todas las SensacioneS que nos estimula

el Territorio Abaucan y quedemos compartir

conTigo

“Doña Evelina, qué le parece si nos vamos a Agua del Medano a festejar San Marcos” “Bien, pero vamos tempranito, a la madrugada”

Claudio Carrizo enlazando los terneros para marcar.

La cima del Lampato siempre presente, desde que arrancamos en Fiambalá. Desde que arrancamos de Palo blanco por un camino que se hace huella y luego sendero de a pie, o a caballo.

El sendero lleva a Agua del Medano, que atiende Ermelinda Muñoz de Carrizo junto a su hijo Claudio. Es San Marcos y la familia se reunirá para celebrarlo.

Por el sendero una capillita de pirca roja, por algo llaman al cerro Los Colorados, evoca a San Antonio, presente en una intrigante piedra. Es la mitad del camino. sitio de descanso.

ºDespués de algo más de una hora de caminata tranquila llegamos a Agua del Medano. Temprano. Somos los primeros. Justo están empezando a ordeñar las vacas y hacer queso. El tá ya estaba listo para reponer el cuerpo de la caminata, y pan casero y queso artesano.

Tiempo de ayudar a preparar las empanadas y salir de expedición por los alrededores para comprobar el porque del nombre del puesto. Y si, de debajo del medano, de la arena, surge un manantial de agua dulcísima.

De la arena surge agua dulce y cristalina

Sigue llegando invitados, a caballo y a pie. Las empanadas se doran al fuego, el asado en el horno de adobe. Es hora de almorzar, pero hay un orden, primero misa, que ofició el padre Javier. Empanadas, ensaladas y asado para el menú. Acompañado de charla amable, entre amigos.

Pero la actividad no acaba. Roído el último hueso del asado se apresta la procesión que rodea el corral y su contenido, las vacas y terneros de la familia reunidos para lo que será el punto álgido del encuentro. San Marcos es día de señalar a los terneros. Cada familiar les corresponden los suyos y para certificarlo cada uno de los terneros se llevara unos cortes en la oreja que lo identifican con su propietario.

Y, tradición familiar, se tumban ternero y ternera, uno junto a la otra y se los casa. Así se aseguran la descendencia.

Hubo canto y baile hasta la noche. Nosotros, lamentablemente no pudimos quedarnos. La caminata de vuelta bajo el manto de estrellas debe haber sido maravillosa.




Para Semana Santa se llenan las casas de bolsas de olor cítrico
Son tardes de Choclos y Chalas, una Tradición Sagrada

Se comparten momentos de amistad entre el Maíz Blanco, cuchillos, ollas al fuego de leña. Las Chalas, las pieles de los choclos, van cubriendo la mesa, cuidadosamente despegadas de los granos, para envolver las tradicionales Humitas.

Se llena la casa de amigos para ayudar en la tarea, cortar los choclos, separar cuidadosamente las chalas, preparar los ingredientes

Esta Semana Santa bajo la parra de la casa de Yoli, María, Rosana y yo pasamos una tarde de cariños, cuentos, risas, entre choclos, morrones, tomates…



La receta de María
Ingredientes
  • 100 choclos blancos criollos

  • 5 kg de zapallo criollo

  • 2 kg de cebolla criolla

  • 2 kg de tomates criollos

  • 4 morrones criollos

  • sal

  • aji

  • comino a gusto

  • y, como no, 2 kg de queso criollo o fresco

Tiempo de preparación

dependiendo de la experiencia, de la cantidad de manos y de la cantidad de choclos será más o menos. Nosotras tardamos casi un día desde que pelamos los choclos hasta que María cocino la última tanda.


Tiempo de cocción

de 30 a 40 minutos máximo


Preparación

Se corta una rodajita en la base de cada choclo que “se pueden dar a las gallinas” dijo Yoli, así la tarea de sacar las chalas resultará más sencilla y práctica.

Las chalas se reservan por el tiempo que haga falta en una bolsa, sobre todo si estamos en un clima seco y ventoso, porque de otra forma se secarían y no servirían más.

Los choclos crudos se desgranan con un cuchillo.

El zapallo se pela y de corta en cubitos.

Las cebollas, los tomates, los morrones, junto a los granos de maíz y al zapallo se pasan por una picadora. Alivia enormemente la labor de picar finísimo todo! “Antes lo hacíamos con un rallador” dice María.

A la mezcla se le irán añadiendo uno a uno los condimentos.

En un plato a parte se habrá dejado el queso cortado en pedacitos un poco alargados.

El trabajo más complicado es el de rellenar las chalas con la pasta y atarlas en paquetitos para ponerlos a hervir. Requiere conocer un par de truquitos y un poco de práctica. Antes de cerrarla con tiritas de la misma chala o con hilo de algodón se le agrega el queso criollo o fresco, al gusto.

“La cantidad del queso va al gusto de cada uno” acota Rosana.

Al fuego “de leña es lo tradicional” señala Yoli, se habrá puesto a hervir agua en una olla grande. La que usamos, esmaltada, es reciclada de un antiguo lavarropas. Se harán hervir las humitas durante media hora o tres cuartos. “Hasta que las chalas se pongan amarillas” recomienda María. Sacadas del agua ya estarán listas para degustarlas.

Se desenvuelven las chalas y se sirven con un poco de azúcar, si se quiere y un fantástico Mate de Yuyos de la Cordillera!!!

También se pueden guardar y calentar en el horno, incluso el microondas, “pero lo mejor es sobre una parrillita sobre la brasa” recomienda Yoli

Buon Appetito!!! Que les aprovechen : )


Una reflexión subiendo la duna Federico Kirbus

Al caminar por la Naturaleza no deberíamos dejar más huella que la de la planta de nuestros pies, dijo un maestro de la Vida.

Subiendo a la cima de la duna más alta del planeta, uno sigue la huella de los todo-terrenos, 4x4, cuatriciclos, que recorrieron la ruta trazada por el rally Dakar. También las rodadas que pisotean a su capricho, saliéndose de la pista marcada, para subir el nivel de adrenalina, sentir la omnipontencia de sus egos sublimado en sus máquinas.

Toda sensación es respetable y quien necesite su dosis extra de sensaciones fuertes tiene su derecho a tenerla. Sin embargo, no se pueden conformar con pisar el camino ya trillado? Es necesario pisotear terreno virgen para conformar su ego?

Al costado de la ruta Dakar existe todo un sutil ecosistema, bello, frágil. Vida que merece un poco de respeto por el simple hecho de ser Vida.

Subir paso a paso a la cumbre de la duna más alta del mundo nos permite, no solo verla, también sentirla, oír el arrullo de la brisa, olfatear la vegetación, percibir la noción del tiempo…

Quienes nos deleitamos de esas sensaciones también tenemos derecho a gozar de la duna más alta viendo las huellas de los pies de quienes nos precedieron, hombres, bestias, bichos o plantas.

Señores de la adrenalina, reclamamos nuestro derecho a deleitarnos de los sutiles encantos del desierto, la sensación de omnipotencia también se siente rodando por el sendero ya trillado del Dakar. A sus orillas el frágil encanto de la Naturaleza del desierto.




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