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el Territorio Abaucan y quedemos compartir

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Llegados a Fiambalá, siguiendo por la Ruta Nacional 60, camino al paso de San Francisco que nos une a Chile, a 90 km. se encuentra el paraje conocido como Cortaderas. Ahi, al lado de la laguna que en verano es un paraíso para los aficionados al avistaje de aves, está la hostería Cortaderas. A 3.370 msnm. es parada y punto de encuentro de muchas expediciones a los volcanes más altos del mundo.

La hostería cuenta con 85 plazas de comedor y 85 camas repartidas en 24 habitaciones. Sus 1500 metros de superficie ofrecen amplios espacios de esparcimiento. En estos días es importante para permitir el distanciamiento social recomendado por las autoridades para prevención del covid.

Los alrededores ofrecen varios paseos y trekks por cerranías volcánicas que llegan casi a los 5.000 msnm. y permiten unas vistas panoramicas privilegiadas de la segunda zona del planeta más alta después del Tibet donde apuntan volcanes de más de 6.000 metros de altitud. Con el vehículo adecuado y siempre acompañados de un guía baqueano desde la hostería Cortaderas puede realizarse la excursión hasta el Balcón del Piscis para contemplar una de las panorámicas más espectaculares de la cordillera. Para paseantes menos aventurados a escasos docientos metros se encuentra la laguna donde se uno puede sentarse a contemplar y escuchar los quehaceres de multitud de aves variedad de flamencos, playeritos, patos, gallaretas...

Para más información, +54 9 3816 62-1487. Preguntá por Agustina

Donde el agua brota del médano


Cuando tengo días enmarañados preparo el equipo, me calzo las botas y me voy a charlar con la Pachamama. Esa mañana, la Estrella me llevó a los Nacimientos.

El río Abaucán no es un río común. Nace de las vertientes que bajan del cerro, desde allá en el Norte. A la altura de Punta del Agua el río se zambulle en el médano.

Dice don Máximo que sus antepasados contaban que antes del volcán el río no estaba así. Que era un río con barrancos. El volcán estalló en la cordillera cubriendo el valle con arena. Tanto fue que los antiguos tuvieron que migrar. Abaucan quiere decir en la lengua de sus abuelos Río Indomable.

El agua surge de debajo del medano en Istatacu

La arena sumerge al agua que vuelve a salir antes de llegar a Medanitos, ahí donde llaman los Nacimientos, Istatacu antiguamente. A la altura de Saujil el agua desaparece otra vez. Parte se hunde en la arena, parte riega las viñas de Medanitos y Saujil. A su paso por Fiambala es un cauce seco hasta que vienen las crecidas del verano. Vuelve a surgir el agua del Abaucán ya en los Morteros.

Enmarañados pensamientos. Contaba mi caminata por Istatacu. No los voy a aburrir con nuestra íntima conversación con la Pachamama, el agua que brota de debajo de la arena, el médano, burros, caballos, vacas y pájaros. Demasiada mística.

Sin embargo quedé pensando que el que hice fue EL recorrido ideal para los amantes de los avistares de aves. Los que salen retratados son unos pocos. Tengo que volver a por más…Alguien me quiere acompañar?

Los nombres de algunos pájaros, buitre, paloma, bineteveo, chingolo, loro tricahue... de los otros no. Quien me los sopla?


Actualizado: 14 ene 2022


8:44 de la mañana Inti, el Sol del los quechuas, asoma por la Sierra de Fiambala. La luz del amanecer tiene ese poder mágico que a todo lo que roza lo convierte en bello.

Es fácil para la flor del chañar.

Hasta el Fitito colorado, frente a una casa de adobe consigue el estatus de fotogénico.

A la parra que brota no le conciernen sus encantos. Está ahí para nuestro propio placer pensando en cuando será pasa o quizás vino.

Por la calle Diego de Almagro llegamos a la plaza. Justo frente a donde estaba nuestra cafetería Brotes del Abaucán un busto recuerda al padre Arnaldo Azzarelli, misionero y gran benefactor de los pobres del valle y cerros del Abaucan.

Para otro lado mira Felipe Varela quien fue conocido como el Quijote de los Andes.

Entre ambos, cruza la plaza una vereda recién regada que apunta directo la tienda de ramos generales de Sablé.

Hay terrenos baldío es en el centro de fiambala que permiten tomar atajos. En uno me encontré un Aromo en flor, Mimosa, la llaman en España e Italia, anunciando la Primavera con su fragancia.

No todos los baldíos están vacíos. Algunos conservan lo que tiempo atrás fue productiva viña. El tiempo pasa, lo que una vez fue negocio hoy ya no.

La terminal de ómnibus que antes recibía viajeros se convirtió en aduana de mercancías donde los virus son retenidos con desinfectantes.

En la rotonda de entrada a Fiambala se encuentran los restos de una finca abandonada. Fue de alguien importante, ahora son ruinas que atestiguan el carácter ecológico de la construcción en adobe, la tierra vuelve a la tierra.

Se ve desde ahí el Banco Nación, único banco de Fiambala y último si uno sigue ruta para el Norte buscando recorrer los pueblos de los cerros.

La estatua de la mujer indígena abre sus brazos, quizás para querer volar o para bendecir a quienes estamos haciendo cola para que nos atiendan, afuera porque las restricciones imperantes así lo ordenan.

Bendecidos seguimos el paseo, dirección al Norte por la Avenida de los Diaguitas vamos a casa de Martina.

Al final de la calle, donde se cruza con Islas Malvinas hay una de las muchas capillas construidas en la ciudad. Esta siempre nos llamó la atención porque recuerda a un templo sufí, así pintado de verde como está. Sin embargo está dedicado a San Cayetano patrono del pan y del trabajo.

Quizás una de las curiosidades de Fiambala sean las viviendas y las viñas con acequias y sifones que jalonan el urbanismo. Lo rural y lo urbano en Comunión.

En lo de Martina mate, pan y mermelada caseros y charla amable mientras hila lana. Un día, ya quedamos, iremos a hacerle una nota fotográfica de sus habilidades con el huso y el telar.


Diego Carrizo de Frites es la avenida principal de Fiambalá. Ruta 34 que lleva al Norte, a Medanitos, Palo Blanco, Punta del Agua y los pueblitos de los cerros. A su paso se ven algunas reliquias de otros tiempos, un camión abrazado por un Algarrobo y un lujoso Desoto de los 50 que vivió el esplendor de la época viñatera.

Y, ya llegando a casa, haciendo esquina con Fray Mamerto Esquiú está la casa de Johnny, el carpintero, que trabaja bajo la sombra de un enorme algarrobo.

En casa nos espera la viña que necesita que la atemos antes de que brote.

Ya es mediodía. Inti aprieta. Mejor esta tarde.


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