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Foto del escritorgiampaolofoster

Paseo para una mañana de Septiembre

Actualizado: 14 ene 2022


8:44 de la mañana Inti, el Sol del los quechuas, asoma por la Sierra de Fiambala. La luz del amanecer tiene ese poder mágico que a todo lo que roza lo convierte en bello.

Es fácil para la flor del chañar.

Hasta el Fitito colorado, frente a una casa de adobe consigue el estatus de fotogénico.

A la parra que brota no le conciernen sus encantos. Está ahí para nuestro propio placer pensando en cuando será pasa o quizás vino.

Por la calle Diego de Almagro llegamos a la plaza. Justo frente a donde estaba nuestra cafetería Brotes del Abaucán un busto recuerda al padre Arnaldo Azzarelli, misionero y gran benefactor de los pobres del valle y cerros del Abaucan.

Para otro lado mira Felipe Varela quien fue conocido como el Quijote de los Andes.

Entre ambos, cruza la plaza una vereda recién regada que apunta directo la tienda de ramos generales de Sablé.

Hay terrenos baldío es en el centro de fiambala que permiten tomar atajos. En uno me encontré un Aromo en flor, Mimosa, la llaman en España e Italia, anunciando la Primavera con su fragancia.

No todos los baldíos están vacíos. Algunos conservan lo que tiempo atrás fue productiva viña. El tiempo pasa, lo que una vez fue negocio hoy ya no.

La terminal de ómnibus que antes recibía viajeros se convirtió en aduana de mercancías donde los virus son retenidos con desinfectantes.

En la rotonda de entrada a Fiambala se encuentran los restos de una finca abandonada. Fue de alguien importante, ahora son ruinas que atestiguan el carácter ecológico de la construcción en adobe, la tierra vuelve a la tierra.

Se ve desde ahí el Banco Nación, único banco de Fiambala y último si uno sigue ruta para el Norte buscando recorrer los pueblos de los cerros.

La estatua de la mujer indígena abre sus brazos, quizás para querer volar o para bendecir a quienes estamos haciendo cola para que nos atiendan, afuera porque las restricciones imperantes así lo ordenan.

Bendecidos seguimos el paseo, dirección al Norte por la Avenida de los Diaguitas vamos a casa de Martina.

Al final de la calle, donde se cruza con Islas Malvinas hay una de las muchas capillas construidas en la ciudad. Esta siempre nos llamó la atención porque recuerda a un templo sufí, así pintado de verde como está. Sin embargo está dedicado a San Cayetano patrono del pan y del trabajo.

Quizás una de las curiosidades de Fiambala sean las viviendas y las viñas con acequias y sifones que jalonan el urbanismo. Lo rural y lo urbano en Comunión.

En lo de Martina mate, pan y mermelada caseros y charla amable mientras hila lana. Un día, ya quedamos, iremos a hacerle una nota fotográfica de sus habilidades con el huso y el telar.


Diego Carrizo de Frites es la avenida principal de Fiambalá. Ruta 34 que lleva al Norte, a Medanitos, Palo Blanco, Punta del Agua y los pueblitos de los cerros. A su paso se ven algunas reliquias de otros tiempos, un camión abrazado por un Algarrobo y un lujoso Desoto de los 50 que vivió el esplendor de la época viñatera.

Y, ya llegando a casa, haciendo esquina con Fray Mamerto Esquiú está la casa de Johnny, el carpintero, que trabaja bajo la sombra de un enorme algarrobo.

En casa nos espera la viña que necesita que la atemos antes de que brote.

Ya es mediodía. Inti aprieta. Mejor esta tarde.


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