Erase una vez, hace 100 años, o quizás más, brotó del suelo apenas húmedo, una pequeña almejita de cotiledones tiernos, endebles. Embrión a merced de las pisadas de aquellos habitantes antiguos, humanos o animales que poblaban el Bosque de entonces. Necesitada de humedad, el alimento está en la tierra.
Hoy Arbol vive rodeado de los palos de un corral. Protegido?
Desgreñado su Follaje, que necesita un peinado.
Raíz que se sumerge hasta 20 metros, quizás más, en busca del agua y alimento que lo nutre. Así sobrevivió a las sequías, al clima del TerritorioAbaucan.
Y Raíces que se desparraman, abrazándose al terreno. 100 años abrazando amorosamente la tierra que lo sustenta.
Unos cuantos hombres habrán retozado bajo sus ramas. Cuánta historia habrá basado bajo su sombra.
El bosque, los hermanos, desaparecían para dejar lugar a pastos de ganado, para viñedos y frutales forasteros.
Habrá sentido fríos polares, nevadas y ventiscas, rayos capaces de partir su tronco en dos y quemarlo hasta la muerte.
Dio generoso sus Chauchas, Frutos dulces que alimentaron toda una Cultura. Y madera, y leña.
Entregó Retoños cuyos descendientes, probablemente, estén viviendo a su vera.
Es, aún, residencia de nidadas de aves e insectos.
Y aún vive…
Árbol digno de alabanza,
de respeto,
es este Algarrobo Blanco.