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Novedades

Todas las SensacioneS que nos estimula

el Territorio Abaucan y quedemos compartir

conTigo

Hubo un tiempo en que un orgulloso bosque de algarrobos acompañaba las orillas de los ríos del Territorio Abaucán. En Los Morteros sobreviven aún magníficos ejemplares.


Su sombra cobijó durante milenios a generaciones de nuestros ancestros. Por la abundancia de sus frutos y la dureza de su madera fue venerado


Fijaba el médano, arenas de mares de otras eras, de volcanes antiguos


Hospedó, y todavía sustenta, todo un ecosistema, equilibrado, rico, sutil, delicado…


Defendió, y aún defienden los Algarrobos resistentes, las márgenes del río Abaucán cuando sus aguas bajan enfurecidas de la Cordillera


Hace pocos siglos vino el hombre, inconsciente del efecto de su predación a golpe de hacha y fuego convirtió al bosque en combustible, durmientes y mobiliario. Con el Algarrobo partieron también Jarillas, Retamas, Breas, Pichanas… y cuánta fauna


Así el bosque se convirtió en desierto, arenas barridas por el viento,


a merced de los elementos erosionantes,


tierra despoblada que arde


Mas las raíces obstinada se aferran a su Madre Tierra, negándose a abandonar su hogar, Territorio Abaucán.


Brotes de las raices sus gajos en desafío, claman por su derecho a la vida


Y jóvenes Algarrobos muestran su resilencia, fuerza Vital para sobrevivir en el hábitat de toda Su Vida, Territorio Abaucán.


Estemos atentos,

algo podremos hacer para luchar con ellos, los Algarrobos.

Actualizado: 16 ago 2022

El Sol acaba de iluminar la puerta a la Quebrada de la Angostura, pasaje en la muralla de la Sierra de Narváez para llegar a la Cordillera

Es el punto de encuentro para la expedición a descubrir la belleza del Sendero de doña Arminda. La puestera ya se fue a transitar su camino. Ahí nomás de arrancar la caminata esta su Casita de Pirca labrada. Roja como las rocas sedimentarias que vamos a recorrer.

El día es fresco, ideal para un paseo por las montañas.

Al poco de andar por el cauce de un río salado comienza el ascenso que pondrá a prueba nuestro aliento y nuestras piernas. Llegaremos hasta los 3.000 msnm. Paul, nuestro guía, nos marca el ritmo “Tranquilos gente la montaña es para disfrutarla. Hagamos un alto para un momento de contemplación” El paisaje es imponente. Pisamos sobre mil tonos de rojos, desde marrones al bermellón. Quizás alguien deba escribir una samba.

Al llegar al alto nos recibe una Pacheta, un lindero y el viento. Es momento del tercer desayuno resguardados por una roca. Frutos, pasas, y agua. Mucha agua para que el cuerpo no se deshidrate.

La panorámica a 360º, los rojos de rocas sedimentarias que se elevan y desmoronan imperceptiblemente desde hace 400 millones de años, un medano amarillo se sostiene a lo lejos en una vertical imposible. Hacia el Este se adivina el Valle de Fiambala cercado por los cerros con las dunas que los trepan.

Las Emociones estallan.

Por un filo descendemos hasta otro río. Apenas un hilo de agua. Nuestras pisadas crujen en el suelo blanco de sal como si fueran nieve helada. La quebrada se estrecha, se convierte en cañón. Entramos al cañón Rojo. Como entrada un sensacional balcón tallado por el tiempo y los elementos.

El Sol, calando hasta el fondo pinta con su Luz tonos que no entran ni en la paleta del pintor y en los píxels de la cámara. El eco amortiguado de nuestros pasos y el viento que se anuncia a la salida imponen silencio místico en los caminantes.

Para completar las sensaciones el último tramo de la caminata lo hacemos sobre lo que un día fue el camino antiguo, un camino transversal Inca, el Qhapaq Ñan, que unía las rutas principales de la sierra y de la costa.

Se completa la expedición con un almuerzo donde se comentan las sensaciones y se sellan nuevas amistades.




Territorio Abaucán, Tierras y Gentes y V



Entre los seres Humanos y la Naturaleza siempre hubo y hay una unicidad indiscutible, la humanidad es una parte más de Ella.

Naturaleza y nosotros somos UNO.

La habilidad de la Razón que nos caracteriza como genero Humano paulatinamente y con constancia nos ha ido alejando de esa unidad. La Madre Tierra, el Universo entero, nos terminamos creyendo están a nuestra disposición para estudiarlo, analizarlo, entenderlo, explotar sus recursos. Incluso nos hemos apropiado la capacidad de destruir toda señal de vida hasta la de la Humanidad misma.



El planeta Tierra seguirá millones de años viviendo en el Espacio-Tiempo.

Sin nadie que la llame Tierra. Aún sin nuestro aporte de Razón.

Muy lógica la interpretación pero lo cierto es que entre nosotros y la Naturaleza se ha construido un muro de Razón.


Nuestro trabajo Jachy Tata Javya (1) propone estrechar la brecha, acercarnos a la Naturaleza a través del Arte. Este viaje de investigación nos trajo a Carla Giampaolo (bióloga) y quien suscribe hasta Fiambalá, Catamarca, La Herradura del Abaucán donde el Arte de la vida se funde con el Paisaje. Paisaje y paisanaje aún estan unidos por lazos sutiles. Cuál es el secreto de esta Comunión? Qué Vida sugiere? Qué conocimientos profundos podemos rescatar?


Estos interrogantes son los que orientan este ensayo fotográfico, dilucidar a través de la Vida de los habitantes más antiguos, cuyos ancestrales lazos familiares

nos llevan hasta los primeros humanos que pisaron estas tierras,

para transitar un camino de regreso a la Comunión con la Naturaleza.


Expresarlo a través del idioma universal del Arte,

más cercano de lo que los intelectualismos quieren hacernos pensar,

para proponer a la humanidad una perspectiva diferente aún a riesgo de que el mensaje sea ignorado.


La investigación nos lleva más a la profundidad de la montaña. Allá donde mujeres y hombres encallecen por su contacto con la Pachamama.

La Comunión es aún estrecha.



La misión de esta investigación llevaría toda una vida, en siguiendo la línea de trabajo la línea de Eugene Smith,

siempre queda algo por fotografiar,

el trabajo no podría acabar nunca.

Convengamos que es un trabajo en desarrollo y que las conclusiones son un compromiso para generaciones futuras.




Proyecto realizado con la colaboración de


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