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el Territorio Abaucan y quedemos compartir

conTigo


Los Alacranes o Escorpiones habitan nuestro planeta hace 325 millones de años. Nosotros, Humanos Sapiens, solo 5 ó 7 millones. Hay que contarlos, he?

Ancestralmente tememos a los alacranes, como a las arañas y las avispas por citar solo insectos, porque sus picaduras son molestas, a veces incluso mortales. Por eso, como Sapiens que somos, determinamos que lo mejor es eliminarlos. Ajusticiemos a los escorpiones, las arañas y otros bichos que andan picando por ahí. Por asesinos, molestos o simplemente asquerosos o inútiles. Como si convivir con ellos en la misma biosfera fuese incompatible con nuestra propia existencia humana.

Y si razonáramos holísticamente, viendo la foto de este alacrán, los incompatibles no seremos los Sapiens que, como nos las sabemos todas, tenemos derecho a masacrar a todo ser que nos sea molesto?

Cuántas víctimas causa un misil, las minas antipersona, las balas?

Cuántos muertos provoca un virus modificado genéticamente por sabios Sapiens? Qué religión es capaz de erradicar el odio instigador de holocaustos?

Quizás tengamos que aprender algo del Alacrán que vive tranquilo en su madriguera y, a veces, buscando caza entra en casa, no con afán de aniquilar, sino de sobrevivir.

No los aborrezcamos. Defendámonos más bien del veneno que nosotros Homo Sapiens destilamos, sutil, mortífero.

Puede que así, contemos nuestra historia dentro de 325 millones de años.



Esta es una mirada de una Catamarca al Natural, una mirada en escala de grises. No es Blanco y Negro, hay matices que traen recuerdos de los primeros tiempos de la fotografía.

La gama de grises revela intensidades de luz.

El color evitado obliga a otra interpretación del paisaje, a percibirlo más allá de la Realidad. El ojo, en su esfuerzo por comprender pide una observación más detenida. A falta de información cromática, acaricia en la imagen formas y texturas, encuentra nuevos signos.

La interpretación es diferente. El significado será propio de cada observador.

Habremos conseguido el propósito?

Despierta un interés en otra mirada?

O al evitar el color el paisaje pierde significado e interés?

Quizás, más allá de una Realidad en colores podamos vislumbrar la Verdad.


He ahí la cuestión


El mundo de lo visible esta compuesto por una serie de fenómenos físico-químicos.

La Luz, esencia de Dios para algunos, son una serie de ondas electromagnéticas que viajan a velocidades incomprensibles, distancias inconcebibles. Choca, atraviesa, se desvía, se refleja en todo lo que encuentra a su paso. Se descompone en millones de colores y entra por nuestros ojos.

Los ojos, prodigio que lleva cientos de millones de años de evolución, nos muestra el Universo tal cual ES. La Luz atraviesa el glóbulo ocular, excitando la retina que la convierte en ínfimos impulsos eléctricos que llegan al encéfalo y de ahí al cerebro, la conciencia. Lo que vemos se convierte en Realidad.

Pero… qué Realidad percibimos. Porque hay realidades dentro de realidades, dentro de realidades. Y así hasta el Infinito desde donde brotó la Luz. Llega un momento en que ni la óptica más perfecta ni el sensor más avanzado llegan a distinguir que más allá de lo Material.

Estas fotos han sido tomadas con una cámara digital con un viejo objetivo 50 mm. f1.4. Podemos analizarla por la gama de verdes, amarillos y rojos, solo una pequeña porción del espectro electromagnético. Notar el efecto onírico del bokeh, las distorsiones cromáticas. Podemos especular con el porqué de la composición de la imagen.

Sin embargo hay algo más allá que la cámara no muestra, que la Luz no ilumina, que nuestra vista no es capaz de interpretar. Siempre hay algo más allá de la Realidad.


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