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Novedades

Todas las SensacioneS que nos estimula

el Territorio Abaucan y quedemos compartir

conTigo

Actualizado: 12 ene 2022


El camino sube dejando allá abajo Tatón y el valle del Abaucán. Y vuelve a subir aún más. Huella que hasta hace poco era solo apta para mulas, que con las tormentas de verano se desmorona volviéndose transitable solo para baqueanos y sus caballerías.

En la Travesía podemos encontrarnos a Elba Araya, portando un chivito cansado en el pecho. Junto a su familia arrean chivos y cabras para vender en Tatón, a mula, caminando, cono en los viejos tiempos en los tiempos actuales. Toda una mañana. Es penoso pero así sobrevivían sus abuelo, y los abuelos de sus abuelos por generaciones. Allá, arriba, en el cerro.

Podemos encontrarnos con Pedro Morales cargando un chivo recién carneado para que Silvestre Suarez lleve al pueblo para convidar en una fiesta. Lo sube desde el puesto de don Gregorio Suarez, La Aguada, una trepada entre piedras surgidas del fondo del océano hace millones de años, desmoronada por tormentas, con la energía de un puma, apenas con sobrealiento. Don Gregorio Suarez puestero solitario.

En la senda, con vistas a la cordillera el recuerdo de un familiar, de un amigo, a quien se le saluda al pasar y se le dejan flores para recordarlo, y plata para que compre vino.

Se sigue subiendo y al final del camino, allá abajo, entre las montañas, asoma minúscula la alameda de Rio Grande. Al acercarse la alameda crece y dentro de su muralla incompetente contra el viento las casitas de pirca, caña y barro construidas alrededor de la Escuela.

“Antes teníamos veinticuatro alumnos” nos dice la directora doña Elida Morales. “Se subía a mula entonces. Y ahora también cuando las tormentas derrumban el camino”.

Solo ocho familias viven aún en el pueblo. Aunque diseminadas en puestos a dos, tres, o nueve horas de “La Escuela” como llaman al centro de Rio Grande.

El abuelo don Antonio Suarez y su nieto Silvestre nos muestran que hilar no es solo cosa de mujeres. La abuela doña Angélica Tolaba da la mamadera a los guachitos, los chivitos huérfanos o abandonados. Florencia y su hijo se dejan fotografiar en el patio de la escuela. Y las maestras discretamente cubiertas, según manda el reglamento.

Don Angel Sandón y su esposa doña Marta Suarez nos invitas a pasar el día en su puesto El Pozo, tres horas de caminata desde “La Escuela”. Toca lechar las chivas, hacer queso como todos los días cuando viene el buen tiempo. Después de la faena, mate, pan casero y queso artesano. Más tarde, el chivito asado.

Y la vuelta, el largo y sinuoso camino al valle.

Gracias Ricardo por invitarnos a Tu Pueblo. Gracias a todos los que nos recibieron con tanto cariño.



Actualizado: 12 ene 2022


Observar Aves es un ejercicio relajante. Y fascinante. Saber de de pájaros, ornitólogía demanda un poco de estudio. Fotografiarlas exige adiestramiento y práctica.

No soy un experto ornitólogo. Contemplar pájaros es un ejercicio de meditación, terapia anti-estrés. Fotografiarlos una adiestramiento auto-impuesto.

Salir al campo, respirar aire puro, caminar, sentir las sensaciones que brinda la Naturaleza.

Normalmente armo mi equipo con con un viejo objetivo catadióptrico de 500 mm. compacto y ligero. Lo mejor, sin lugar a dudas, es el especial efecto bokeh ese que a los desenfoques los convierte en anillos. Eso si, tiene sus inconvenientes. O serán virtudes también.

Por una parte es poco luminoso. Esto se resuelve porque las cámara que uso me permite disparar con muy poco ruido. Aunque, dicho sea de paso, como fotógrafo de otras modas, la textura que da el ruido, como en su tiempo el grano que ofrecían las películas, a mi me gusta. Disparar a 3200 ISO a pleno día permite tiempos de exposición que congelen el movimiento. Aún a diafragma f 8, que es fijo.

La apertura no da para mucha profundidad de campo, ninguna prácticamente así que el enfoque ha de ser preciso.

Ahí estriba el segundo inconveniente. O es una ventaja? El enfoque es exclusivamente manual así que es preciso calcular, más bien predecir la trayectoria y corregir el enfoque a puro reflejo. Instinto, concentración y entrenamiento.

Pero no quería hablar de fotografía. Mi intención era animar a todos los observadores de aves, birdwatchers, y a quienes aún no lo son a acercarse al Territorio Abaucán donde el aparente desierto ofrece pocos obstáculos para el relajante ejercicio de observar Aves.

Si necesitas relajarte veni a Fiambalá a observar sus pájaros.

Como NO-ornitólogo agradeceré toda aportación para saber los nombres de las Aves fotografiadas en este reportaje. GRACIAS!


Actualizado: 12 ene 2022

Caminando sobre la Luna

Apenas oigo el sonido de mis pasos

caminando sobre la luna (Sting, Walking on the Moon)

Eso es lo que se siente caminando por el paraje que llaman Las Torres, a poco más de 20 minutos de Fiambala por la ruta 60, camino de San Francisco, donde la cuesta del Loro Huasi. Ahisito nomás!

Se entra por la muralla de piedra blanca adornada de verde, quizás la pared del cráter de un meteorito.

El silencio lunar se escucha en los rincones donde no da la brisa. En el silencio, se oye la propia respiración, a veces hasta los latidos del corazón.

Se sospecha el engaño a poco de caminar, torres? o quizás los restos fosilizados de antiguos Gigantes.

Más adelante vestigios de otros seres que habitaron el escenario años?, siglos? atrás. Vegetales, animales, seres de otros mundos?

Verde. Jarillas, y árboles, Algarrobos. Señales del agua que una vez al año riegan estos barrancos.

No estamos en la Luna.

Es la Tierra a la que pertenecemos. Estamos ahísito nomas de Fiambalá.



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