El miércoles amanecimos para entregar nuestro Corazón a nuestra Madre Tierra. La Tierra Nos Une.
Viajamos al Quimivil, el “pueblo de los quilmes”. Entre las Chilcas, el Shinky de los diaguitas, la Chillka quechua, la mimosa farinosa nombre que le da la ciencia, brotan las pircas, restos del poblado que hoy llamamos Shincal.
Rosita Ramos, guía diaguita del histórico sitio, defensora de la memoria de su pueblo invitó al Grupo Vidalero Piamwallá (Yolanda Acosta, Martina Marcial, Juan Bustamante y Carla Giampaolo) a que los acompañaran en la celebración de la Corpachada en honor a la Pachamama. Izanami, Gaia, Diosa Blanca, Tiamet, Inanna, Ñuque, Gea, Mapu, como se la llama en otros lugares, otras culturas.
Con su permiso la Pacha abrió su vientre. La cacique Dalia Morales Ramos inició el homenaje, Martina Marcial la ceremonia. La emoción llenó los corazones de los congregados, alumnos y maestros de la Escuela N40, Sonia Sahonero cacique de Hualfin, Enrique Gonzales cacique de Asampay, gente de la comunidad de Shical, y turistas venidos a visitar el sitio arqueológico.
Las Semillas migraron juntas a los hombres. Las Semillas nos acercan al Otro, y hacen brotar el canto de hermandad que conmueve el Vientre de la Pacha que nos devuelve brotes de Creación y Abundancia.
Abundancia que hemos de respetar, abundancia de la Naturaleza que nos sustenta.
Las Vidalas fueron la urdimbre de un tejido invisible alrededor del Hoyo. Un tejido invisible de Unión en un gran abrazo Universal, Infinito.
Gracias Pachamama por Unirnos en Tu Seno
Gracias por bendecirnos con Tus Dones
Gracias por la Vidala que hace vibrar lo profundo de nuestra Vida