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Foto del escritorgiampaolofoster

Chaku en San Francisco

Actualizado: 12 ene 2022


Vicuñas en un corral con el volcán Incahuasi al fondo

Paso de San Francisco. Frontera internacional que nos une a Chile. 4.700 m.s.n.m.

La cuadrilla espera sin impaciencia. “Llegarán sobre las once” aclara Carlos Rodriguez quien está a cargo de la maniobra. Se espera que aparezcan de detrás de unos cerros las vicuñas. Vienen arriadas desde el norte parte del equipo. Aparecen lejos las primeras, puntuales. Son las 11.00 hs.

El Chacu es la técnica ancestral de captura de vicuñas. La palabra es quechua. El método, muy antiguo, patrimonio de todo el mundo. Ya se usaba incluso para cazar mamuts. Ahora ya no se cazan las vicuñas, solo se encierran en un corral, se las deja tranquilizarse un día y se las esquila.

Todo el proceso es muy tranquilo. Casi en silencio los arrieros bajan caminando conduciendo a los camelidos hacia los alambrados. Estos están dispuestos de manera que van haciendo el papel de embudos que conducen a los animales al corral. “En tiempos ancestrales se usaba el propio relieve para encerrarlos en el fondo de una quebrada. Ahora tenemos alambrados.” Una vez dentro se cierran las puertas y se sale a buscar las del oeste. “Los alambrados, explica Carlos, no se desarman, solo lo que es el corral. Sin embargo no solo las vicuñas sino toda la fauna se acostumbra a pasar por enormes puertas que quedan abiertas hasta el próximo chaku.”

Por orografía y por extensión para el arreo del oeste se utilizan motos y cuatriciclos. Incluso la chata desde donde se controla la operación arrea desde fuera del alambrado. Hace un poco el papel del full back de un equipo de rugby.

Carlos Rodriguez coordina el chaku desde su camioneta

“Todo el proceso tiene que ser muy tranquilo para estresar lo menos posible a las vicuñas. Si están se ponen muy nerviosas pueden intentar huir por entre el alambrado y se lastiman. Los pumas hacen el resto. A veces incluso tienen ataques cardíacos.”


Parte de la cuadrilla de arrieros. al fondo las vicuñas en el corral esperan la esquila.

Nada de eso ha pasado en esta ocasión. La cuadrilla cansada y satisfecha se tomará un descanso. Unas seiscientas vicuñas esperan el el corral a ser esquiladas en los próximos días.

Esa será otra historia.


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