Doña Cruz nos dijo a las 9.00hs., puntuales. Mejor lavar la Lana por la mañana que hace más fresco y todavía no se levanta el viento. Fuimos a su casa para aprender de ella su método de lavado que aprendió de unas mujeres de Bolivia en un encuentro en Santa Maria. Cada Hilandera tiene su método. Quien lava la lana antes de hilar, quien hila directamente y lava las Madejas después. Los encuentros, reuniones de las Artesanas Hilanderas del Abaucán siempre son para Compartir Saberes, pareceres, ideas, Pan y Mate.
El sábado llegamos a casa de doña Cruz con ensalada de tomates, pollo con verduras, Mazamorra, pan y Tortillas que compartimos después del trabajo de lavado de más de 10 kilos de lana de Palo Blanco y Fiambala.
La Belleza de un trabajo como este, laborioso y largo, está en el modo y las maneras de llevarlo a cabo. Fue riendo, contando, cantando durante más de 5 horas. Yo ni me enteré que terminábamos pasadas las 14.00hs.
Armada la mesa dentro de casa, a la sombrita y a fresco de un hogar de Adobe, vino el brindis y la larga Bendición que se hizo de la mesa, de los alimentos, de quienes los habían hechos y de los comensales.
Doña Martina Marcial, doña Juana Marcial, doña Sunilda Muñoz, doña Rosita Bayon, doña Magali Heredia, doña Elina Gonzales, Julio y yo nos despedimos a las 18.00hs. Cada una volvía a su casa con su parte de lana limpia. Entre todas se decidió que todas hilaran. Para los hilos de la Trama Magali y yo, la menos expertas. Paralos de la Urdimbre las demás. Será una de la Primera Obras de las Artesanas Hilanderas del Abaucan, Tejer todas juntas un Poncho para sortearlo.
Una parte de la venta irá distribuido entre todas, otra parte irá a la AHA.
La Unión hace la Fuerza y puede llegar a Tejer un Poncho, el Primero de una larga serie de Trabajos Cooperativos que nos junten cada vez más en el Invisible pero cada vez más Poderoso Tejido de una Cultura que sigue con ganas de Cantarle a la Vida.
Ahora con el impulso de la Beca
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