Era una vieja, retorcida y oxidada chapa. Un acto de amor por lo sencillo.
La encontré en el Monte, entre Yuyos y Piedras de colores, sobre un Universo de Estrellas de Arena.
No sabía qué iba a dibujar, ni importaba. Sobre su superficie algo latía. Mientras recogía Piedras y Yuyos sabía que sobre esa superficie quería dejar visible la energía del paseo, del campo junto a doña Evelina que me preguntaba “ y eso para qué lo quiere?” .
Para mi esa chapa era un tesoro sobre el que dejar la huella de mis sensaciones.
Dibujé un detalle del lugar por donde estuvimos paseando, camino a la capilla de San José, entre Palo Blanco y Punta de Agua.
Está la Retama abrazada por Cerro, la Duna, las Piedras, la Lagartija, teñidos todos por Inti. Todo es Luz.
La Retama con todo su poder. Ramas de pequeñas manos, pincelazos que acarician el paisaje, y saludan a la Luna. Espíritu en movimiento que todo lo observa, el Pajarito.
“Retama de Palo Blanco” es un homenaje a la Resilencia
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