El Humano está en conflicto con el Loro Barranquero. El Loro Barranquero está en conflicto con el Humano. Es una disputa complicada de reconciliar.
Al Humano le disgusta la voracidad de los Loros con sus cosechas y su capricho en horadar las paredes de abandonadas casas de adobe. Le disgusta su canto, no es melodioso como el del zorzal, más bien un graznido que en coro de una bandada se vuelve insufrible, irritante, intolerable. Si aprende a hablar, habla como un loro, no sabe lo que dice. Desasosiega a algunos. Por eso hay que exterminarlo, es una plaga.
El Loro no entiende entre barranco y pared de adobe, ambos son verticales de tierra ideales para urbanizar con sus nidos y criar sus familias. Ven cómo sus colonias quedan bajo las aguas de las represas. Su alimentación, en cambio, se ve favorecida por la proliferación de sembrados de trigo y maíz. Algarrobos, Chañares, Espinillos no producían tanto alimento.
Por eso son perseguidos a gomerazos, escopetazos, incluso con lanzallamas.
No sabemos cómo terciar en el conflicto porque ambas especies buscan lo mismo: alimento y vivienda con la misma voracidad.
Quizás el armisticio esté en que los Loros Barranqueros cejen en su glotonería alimentaria y su desenfreno urbanístico. O, quizás, debamos ceder los Humanos.
Los Loros llevan las de perder, no tienen armas.
Kommentare